Cuando un trabajador sufre un accidente dentro del centro de
trabajo acarrea serias consecuencias no solo para la víctima, la familia de
este y la empresa deben afrontar las secuelas del mismo.
Teniendo en cuenta una coyuntura donde la tasa de desempleo
apenas alcanza el 6,1% y tratándose de mano de obra calificada, para la empresa
no es fácil buscar un suplente, sin considerar los perjuicios económicos que
sufrirá como consecuencia del incidente.
Cuando se habla de seguridad ocupacional o laboral, desde
hace algunos años los empresarios han tomado conciencia de que más vale prevenir
que lamentar. Teniendo en cuenta que, el dinero utilizado en la compra de
dispositivos que permitan prevenir los accidentes ya no es visto como un gasto
sino como una inversión.
El impulso de distintas normativas en materia de seguridad
laboral explican, por ejemplo, las reducciones del límite de exposición a la
presión sonora (ruido) de 85 a 80 decibeles y del kilaje de las bolsas de
pórtland de 50 kilos a 25 kilos y la ampliación de la lista de enfermedades
laborales de 29 a 106, con la incorporación de dolencias relacionadas con el
sistema osteomuscular, especialmente tendinitis y lumbalgias.
Según datos del Banco de Seguros del Estado (BSE), al año se
producen aproximadamente 50 mil accidentes. Esta cifra se ha mantenido estable
si se la compara con los últimos dos años. Se espera que los picos de
accidentes tiendan a bajar a medida que las empresas implementen eficaces programas
de seguridad laboral dentro de sus plantas de producción.
0 comentarios:
Publicar un comentario